Hablar del zapatero Cándido en el barrio de la Rochapea de Pamplona es recordar a Cándido Rodríguez Olmedo, que llegó a Navarra desde Segovia con cinco años de edad y aprendió de su padre el oficio de zapatero.
Zapatero Cándido, como así se llama la zapatería, está situada en la calle Bernardino Tirapu 55. Muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este apartado de comercio local en la capital navarra.
Como es el caso, por ejemplo, del bar Boulevard que ofrece como especial aliciente la tortilla de patatas con magras con tomate, o la conocida pescadería Sesma en la avenida de Marcelo Celayeta 30.
Los padres de Cándido abrieron el bar Rodríguez, ya desaparecido, en la esquina de las calles Bernardino Tirapu y Marcelo Celayeta en 1960. Junto al bar había un local donde el padre montó una zapatería y Cándido le ayudaba desde que tenía doce años.
Cándido trabajó de joven en una fábrica, pero se quedó en el paro y se instaló por su cuenta en un pequeño local que utilizaban como almacén en el bar, en la calle Bernardino Tirapu. Con el tiempo, el local se amplió y se convirtió en la actual zapatería.
Cándido enseguida se abrió camino como zapatero, donde trabajó de manera exclusiva desde 1979. Su hija Azucena le ayudó hasta que se jubiló antes de lo previsto por una grave enfermedad, en el año 2006. En el año 2020 se cumplieron los 40 años de la tienda y Cándido recibió un pequeño homenaje de su familia, vecinos y amigos.
Cándido falleció el 22 de abril del año pasado 2023 de forma repentina, cuando faltaba solo un año para celebrar los 45 años de la zapatería. No obstante, su familia y amigos van a organizar el 45 aniversario el próximo 30 de abril con una gran fiesta.
Allí estarán su esposa María Cristina Romeo y sus cuatro hijas Azucena, Cristina, Sara y Mari Cruz. Azucena es la hermana mayor con 55 años: "Yo ya llevo 18 años sola porque mi padre se jubiló a los 63 años por enfermedad, pero siempre lo he tenido cerca. Hace un año que se murió. Abrió en 1979, aunque no sabemos exactamente la fecha".
"El 30 de abril hemos puesto como fecha para celebrar el 45 aniversario porque al día siguiente es festivo, aunque él no está. Seguir adelante es un orgullo porque nos quiere mucha gente y lo vimos el año pasado. Me voy a emocionar... Estuve casi dos semanas sin poder trabajar de toda la gente que vino a darme el pésame. Todas las hermanas trabajamos en el barrio y dos vivimos en la Rochapea", asegura.
Sara es la tercera de las cuatro hijas con 45 años: "Mi padre era artesano del calzado. Primero a mano y luego fue profesor enseñando el oficio de zapatero después de trabajar. Mi hermana hacía la ropa y mi padre el calzado. Cuando se jubiló se quedó mi hermana sola con todo".
"Es un orgullo que siga abierta la zapatería. A mi me gustaba mucho venir. Nos conoce todo el mundo en el barrio. El 45 aniversario hay que celebrarlo, por supuesto, aunque no esté porque ya se lo dijimos a él", afirma Sara.
"Mi padre solo arreglaba zapatos y yo ahora hago más cosas como la costura aportando cremalleras, bajos, petachos... No soy una modista, pero arreglo muchas cosas", señala Azucena.
"Son muchos años dedicados a la Rochapea y somos mucho de celebración como era él, que era muy alegre. Disfrutó mucho en el 40 aniversario. Hay otra zapatería en el barrio pero esta es la más antigua. Guardamos material de trabajo antiguo como máquinas de lijar zapatos y muchos utensilios y le hicieron un reportaje en la revista de la Rochapea. Hubiera sido mucha pena cerrar y gracias a mi hermana seguimos en el oficio", concluye Sara Rodríguez.
